Análisis 36,  David Pujante,  Letras (número 36)

Las rosas del silencio (Huyendo de las redes sociales)

David Pujante[1]

“La sabiduría y el silencio, simboliçado en la

             rosa, le buelven a rehazer hombre.”

(Gracián)

“Qué descansada vida

                             la del que huye”

(Luís de León)

“entre las voces una”

                                                 (Antonio Machado)

I

Son demasiados nombres

— pienso, mientras me envuelvo con las sábanas —

ya no sé distinguir las voces de los ecos

en este gran barullo que es el mundo que habito en la distancia.

Todos quieren su espacio, la atención absoluta de los otros.

Ya nadie se conforma con el anonimato

en el globalizado circuito de influencers y de stars.

          II

Doy una vuelta en la cama

y pienso, en el silencio de la noche, en las lecturas,

que siempre me asistieron y todavía me sostienen.

Desde un recuerdo sosegado, suave, con voz ensordinada,

me habla, nuevamente, la prudencia de Séneca,

me siguen instruyendo los versos de Mimnermo y de Solón.

¡Cómo me hace sonreír

          — pues que hay tantos recuerdos, de lo que antes viví,

          tejido entre sus versos —,

          cómo me hace vivir, alzar el vuelo, Calímaco otra vez!

         Y me ilumina el cielo de lo que fue el amor, el recordar

          cada fragmento de la ardiente Safo.

En muchas ocasiones, la comprensión humana de Cervantes

me reconcilia con los de mi especie (que no es fácil),

me arropo entre las sábanas, y como una salmodia

repito algunos versos de los poemas crípticos del Rilke más maduro,

que muestran el listón alto de la poesía, mi fe de tantos años.

Me siento el confidente de Cavafis,

que me dio voz y me ayudó, sin duda, a ser yo mismo.

Cuando quiero anegarme de belleza sonora,

recurro al modernismo, a Verlaine y a Darío,

que colman mis deseos. — Más Rubén,

cuando añade ese poso de amargura,

que alienta siempre mis melancolías.

¡Cómo brinca la imagen de Lorca en mi pupila!

Disfruto con los juegos de algunos ultraístas.

Todavía me encanta aquello de van y vienen golondrinas

doblando y desdoblando esquinas.

Y admiro cada vez más la condensación perfecta

de los Cuatro cuartetos de T. S. Eliot o las Odas de Reis.

Sigue calando en mi emoción de ahora

la lluvia intermitente y el llanto de Adriano

en el largo poema en inglés de Pessoa.

III

Habrá nuevos poetas — pero ya no se fijan sus nombres al recuerdo

de mis noches,

porque yo ya he llenado el cuarto de mi alma,

el cuarto del misterio,

con los dones del tiempo, de mi tiempo;

con mis satisfacciones.

Escucho por las noches suavemente

las músicas amadas de Beethoven o Bach,

apenas me remuevo entre las sábanas, me arrebujo en mí mismo,

y se cierra mi mundo con los versos que vibran

al sol de la memoria.

Yo he cumplido. Y ahora

que vengan otros, los nuevos,

a descubrir su orbe, virgen, de la poesía,

que lo llenen con sus predilecciones

y con todos sus gozos. Yo me duermo.


[1] Catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Univ. de Valladolid. Premio Dámaso Alonso 2018 a su trayectoria académica y política. Member of the International Society for the History of Rhetoric. Member of the ISHR Council. Codirector de la revista digital Castilla: www.uva.es/castilla.

Autor de una amplia obra, su último libro de poemas: Galería, (Licenciado Vidriera, 2020). Ver https://es.wikipedia.org/wiki/David_Pujante#Obra_creativa