• Análisis 34,  Julián Alonso

    Esos cielos que se le caen al mar[1]

    Enrique Gómez Crespo es un caso atípico y singular dentro de la poesía al uso. En estos tiempos en que el número de poetas es legión y cualquiera que tenga la ocurrencia de escribir frases entrecortadas y colgarlas en “youtube” se considera elegido por las musas, él ha optado por llevar a cabo una labor callada y sistemática de escritura, respaldada por muchas y variadas lecturas. También en eso –en su hambre lector- se diferencia de tantos vates imbuidos de ciencia infusa que se vanaglorian de no leer, porque lo consideran innecesario y se limitan a imitar al gurú poético de turno, imitador a su vez de cualquier otro gurú…