María Isabel Cuena[1]
El diecinueve de abril no paró de
llover. No nos mojamos: todo iría bien.
Pensamos que hoy habría sido de
otra manera. Abril lloraba: hú-
medo y tibio. Los días se pegan a
las ventanas y resbalan al coger
más horas, digo gotas. Son de lluvia.
De alarma. (No es el tiempo: ritmo sólo).
Es distinto este año el estado de–
las cosas. Por fuera, y el agua dentro.
Brillaba el sol. También ha cambiado el
número. Del dos (22) al tres (23),
del cero (dos mil veinte), al uno (20
21). Yo sigo siendo frívola
[se prolonga] y en esta agua me alegra
celebrar aniversarios.
[1] María Isabel Cuena es poeta y Graduada en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona, y Estudiante de Grado de Estudios Literarios.