Análisis 35,  Carlos Fernández Gaos

Sin verdad ni justicia. Confinamientos metafóricos


Carlos Fernández Gaos[1]

[ “Insistentemente acariciaba la cara mientras recorría con paso ágil los alrededores del lugar donde había colocado el teléfono. La mano sostenía un cigarrillo del que aspiraba casi en contrapunto de las caricias procuradas. Por fin sonó y se escuchó el desenlace que había estado anticipando con murmullos. Con ojos muy abiertos, exploraba erráticamente el entorno sin fijarlos en lugar alguno. ¡Qué embrollo! repetía en voz alta a mandíbula apretada. “Tienes que ejercer tu autoría, no tu autoridad, y elegir una respuesta justa aunque no sea verdadera, o, una verdadera aunque no sea justa”  era la consigna escuchada por el teléfono. En otro lugar, había que dedicarse a hacer esbozos que, por considerarlos no más que balbuceos, casi al instante descartaba, y rápidamente modificaba, aunque también con titubeos. Resultaba muy incómodo asumir la autoría de una mentira o de una injusticia, tenía que haber otra opción.  Después de mucho cavilar y reflexionar sobre lo que había escuchado, otra opción fue posible cuando por una distracción se descolocaron unas cuantas palabras con las que estaba jugando. No se trataba de responder a una pregunta, sino de crear una solución que fuera bella, como fue bella la revelación de las palabras que se habían descolocado: [‘‘Asómate a la vergüenza, cara de poca ventana, y dame un vaso de sed, que vengo muerto de agua’’][2].

Relato enigmático, inespecífico, frases que construyen imágenes que afectan los afectos. Palabras correctas y gramática correcta que consigue imágenes con cierto efecto; efecto cierto, aunque no alcance a enunciar una trama unívoca que intente homogenizar el sentido. La experiencia vivencial habrá de llenar los huecos de sentido con ecos de esa historia singular que el texto invoca, así se hace posible un sentido personal, propio, aunque para otros no será el apropiado.

El sabor sentido es otro modo de saber que transcurre como eco del significado íntimo de las palabras. El saber de las palabras da sentido al sabor de los afectos, pero no es saber sobre el sabor, no de ese que sí sabe. Las frases pueden tener sabor amargo, dulce, provocar miedo, ansia, angustia, nombres que sólo enuncian pero no saben. Se puede estar amargado, de humor ácido, leer algo que no sabe bien, pero sería un desatino decir que lo que se siente, el sabor, no debe ser porque carece de gramática, porque es ilógico, sin fundamento y no tiene razón. El saber de la razón sólo a veces llega a ser la razón del sabor, el sabor es del cuerpo y no necesariamente está alienado a la palabra de quien escribe o dice. El sabor es historia que la palabra enuncia para reconducirlo, aunque ha de ser una palabra nacida de la entraña para que se reconozca en ella.

Es el lector quien se lee, el texto es sólo pre-texto del propio. Lo que inquieta del relato intentará ser encauzado en laberintos de uno abstracto, ajeno, extraño, sin entraña, que nombra y cree saber la verdad del sabor. No hay enemigo ni amigo detectable, tampoco utopía ni causa, lo inquietante recae sobre la continuidad que, justamente, da consistencia a la permanencia de lo propio. La angustia da la cara, la guerra contra lo inquietante extraño parece estar justificada, pero lo justo no es justa, al menos no con lo que las armas autorizan. Además, en la trinchera no se combate.

El relato interpela no a la autoridad sino a la autoría que de antemano parece asumirse desautorizada por la incierta verdad del saber. ¿De qué se puede ser autor en una trama incierta? El esfuerzo de objetivación de un enemigo, parece intentar fundamentar un interés o un proyecto ajeno, y acudir a hermeneutas o exégetas autorizados es opción de antemano denegada. Ningún sentido es inherente a los hechos, es adjudicación que, en el mejor de los casos, atañe a un sujeto impersonal, abstracto. Así, el cauce que propone el saber se vive cómplice de su causa.

Del latín legere: leer, recoger, de donde también colligere: escoger, allegar. Escribo, rasgo, hago trazos en el papel, ahora negruras en la pantalla, que serán leídos, elegidos y colegidos con una intención irrenunciable, al mismo tiempo que imposible y que, sin embargo, parece haber estado habitando en el alma humana: Enunciar algo verdadero, justo y bello, como develación de las propiedades intrínsecas al mundo. Esta trinidad parece ser demandada con mayor vehemencia en toda circunstancia crítica, y lo que devela su imposibilidad es, precisamente, que es construcción sujeta al interés, al deseo y su historia, de quién pretende asentar su imperio.

En las espesuras de las historias de la humanidad, podemos encontrar tanto las versiones oficiales, como esas otras que se han venido forjando en sus márgenes, entramadas con las denegaciones de lo inconveniente por irreverente a sus designios. Ahora ocultas, y sin menospreciar logros de aquellas a las que en sus márgenes se gestaron, estas otras siguen siendo, insistiendo en ser consideradas, no oficializadas, sino sostenidas como condición para seguir moviendo la historia, para hacerla interminable y encontrar en eso su sabor.

Muchas lecciones nos aguardan,  y en todas es factible construir belleza, la de la poética (poiésis), la de lo creativo que, feo o bonito, desgarrador o balsámico, interroga, cuestiona, conmociona, sin verdad ni justicia, sin con-vencer sino tan sólo conmoviendo.


[1] Carlos Fernández Gaos vive en Cuernavaca, Morelos, México. Le dicen psicoanalista, activo en su clínica, haciendo investigación e impartiendo seminarios, conferencias, escribiendo. Fue Profesor-Investigador en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) 1971-2010. Ex-presidente del Círculo Psicoanalítico Mexicano A.C. Co-fundador del Taller de Investigaciones Psicoanalíticas A.C. Miembro de la Sociedad Mexicana de Neurología y Psiquiatría. Asesor y Referente en México del portal DeInconscientes: Psicoanálisis, Sociedad y Cultura (deinconscientes.com). 

[2] Copla de una serenata popular de autor anónimo del Siglo de Oro Español. Comunicación personal de Margit Frenk, seguramente publicada en alguna de sus obras.