Análisis 36,  Jesús Morchón

Pensamiento

Da igual dar vueltas sobre mí  mismo que ponerme del revés haciendo el pino, que quedarme quieto.

Da igual ver el mundo de frente que de perfil.

Da igual tener abiertos los ojos que cerrarlos con fuerza para no ver.

Da todo igual cuando se tiene un volcán en la cabeza que está a cada instante a punto de estallar.

El pensamiento no se queda quieto, está siempre danzando, no me deja en paz.

¡Cuánto daría por quedarme en blanco, aunque fuera un segundo, sin ideas, sin imágenes y descansar¡

¿Para qué ponerse cabeza abajo si seguiré siendo el mismo?

Si supiera que así se vaciaba la cabeza, como si fuera un desagüe, ahora mismo me ponía a caminar de manos.

Pero los pensamientos siguen estando ahí, dando por el culo, me siente o me ponga de pie, me acueste, camine o eche a correr.

Soy un prisionero que no tiene escapatoria ni esperanza de fuga porque la cárcel y la condena están dentro de mí.

Entonces, ¿para qué ponerme del revés?