Análisis 37,  Enrique Gómez Crespo

Un no saber sabiendo[1]

Enrique Gómez [2]

Antonio Gamoneda (Oviedo 1931), quizás el mejor poeta vivo español, Premio Reina Sofía y Cervantes 2006, es el poeta del “no se”, incluso así se titula uno de sus poemas, extenso y desgarrador, de su último libro publicado La prisión transparente (Vaso Roto 2016). Soy inconsciente, reconoce, no sé y además dice en el poema “en el fondo, no quiero saber nada”. Una forma honesta de reconocimiento de la fragilidad y del vacío, de que no siempre se sabe lo que se escribe ni de donde procede esa palabra, una forma de transitar por esa oscuridad que nos habita. Para él, todo parte de la mística, en concreto de San Juan de la Cruz y su “un no saber sabiendo, un entender no entendible, un no sé qué que queda balbuciendo”. Exacto, un no sé qué, siempre es un no se qué.

Dice Gamoneda explícitamente: “No soy consciente de lo que sé, hasta que no me lo dicen mis propias palabras escritas, dado que, en mí, como en casi todos los autores, el pensamiento es posterior al lenguaje. No seré consciente de lo que he escrito hasta que pueda llegar a leerlo”. Para él, en el poema, se trata de recibir una información poética que, obviamente, difiere del lenguaje normalizado. Yo no busco nada, me busca el verso a mí. No tengo proyecto. Las palabras no vienen por casualidad, si bien, yo soy conducido por el ritmo mientras se va creando un lenguaje que, a su vez, va creando el pensamiento, hasta llegar al final. Es el ritmo, yo soy conducido y él hace el resto. Para escribir poesía hay que saber olvidar lo que se sabe. La poesía es inútil en el terreno de las realidades objetivas. Yo no sé ni dónde ni cómo ni por qué. Porque para él, No hay un por qué, es decir, no existe nada verdaderamente claro que proporcione sentido, ir de la inexistencia a la inexistencia. Somos lo que somos y no sabemos por qué. Yo no soy consciente, el libro, se refiere a Descripción de la mentira, se desencadena de una manera completamente automática y falta de deliberación. El libro procede del silencio y de repente, se me aparece, hay un renglón de palabras que retumban en mi cabeza: el óxido se posó en mi lengua como el sabor de una desaparición”. Es un automatismo del cual no sé nada.

Poco más, Gamoneda sabe que no sabe, que cuando se habla o escribe, no se sabe qué se quiere decir.


[1] Texto aparecido en “Decires”, boletín de la ELP en España con motivo de las Jornadas ELP “Lo que hablar quiere decir”, Madrid, 2 y 3 de diciembre de 2023.

[2] Poeta, Geógrafo, autor de “Esos cielos que se le caen al mar”, socio de la sede de Palencia de la Comunidad ELP de Castilla y León.