Abraham Gragera,  Análisis 35,  Letras (número 35)

Embrión


Abraham Gragera[1]

Vienes del río,

el que se esconde,

de vez en cuando,

como mi alma,

bajo la tierra,

para que siembren los muertos,

para que amasen su pan.

Vienes del mar,

el mar de enfrente,

donde tu madre,

de niña, se bañaba

con las manos cubriendo sus pezones

para que el agua no se los llevara.

Creces,

y al crecer nos alejas como a orillas,

como a los continentes,

con empuje constante de millones de años,

imperceptiblemente,

en la penumbra del salón semivacío.

O de pronto aceleras,

y es como si viajásemos en tren,

sentados, en silencio, frente a frente,

y el tren nos transportase a cada uno

en sentido contrario al de la marcha.

Como si fuéramos

la paradoja del paisaje

para que quepa entre nosotros

todo el mundo posible,

para que nos complete al fin tu herida.

Mientras la luz residual baña

la lámina del mundo según la proyección

de Mercator, la megalomanía

de su hemisferio norte,

en la pared desnuda.

Y sentimos el peso

de tu sietemilmillonésima fracción

de humanidad cualquiera.

Y nos duele tu vida

como un miembro fantasma.


[1] Abraham Gragera es poeta. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca, es autor de Adiós a la época de los grandes caracteres (Valencia, Pre-Textos, 2005); El tiempo menos solo (Valencia, Pre-Textos, 2012) y Premio El Ojo Crítico de RNE, 2013;  O Futuro (Valencia, Pre-Textos, 2017), Premio Mejor libro del año 2017, concedido por el Gremio de Libreros de Madrid, y Premio de la Crítica de Madrid 2017. Ver https://es.wikipedia.org/wiki/Abraham_Gragera